jueves, 1 de enero de 2015

«TODOS SOMOS MISIONEROS»... La razón de este blog

«TODOS SOMOS MISIONEROS»...

Esta es, sin  duda alguna, una expresión que habrás escuchado por allí, en la Iglesia, en tu grupo, tal vez hasta en casa... sí, una afirmación muy bonita, pero muy poco tomada en serio. Nadie que crea en Cristo puede lavarse las manos en este compromiso de ser a la vez un discípulo y misionero. La beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento decía que no podemos darnos descanso mientras quede un solo hombre sin saber que Cristo ha venido a salvarlo, a salvar a todos. "Qué todos te conozcan y te amen, es la única recompensa que quiero", solía decirle a Cristo.

La vocación misionera es esencialmente un llamado que Dios hace a quien quiere, para un servicio especial a los más alejados, a los más pobres y marginados espiritualmente para llevarles el amor de Cristo. La beata María Inés sentía "unas ansias" por que Cristo fuera conocido y amado y fundó una familia misionera, la "Familia Inesiana" integrada por Consagrados y Laicos de todas las edades y condiciones.

Dentro de la "Familia Inesiana" están los «MISIONEROS DE CRISTO PARA LA IGLESIA UNIVERSAL», un Instituto misionero formado por sacerdotes y hermanos que, identificados con los anhelos misioneros de la beata María Inés, quieren conquistar el mundo para Cristo.

El Misionero de Cristo es alguien que ha comprendido que nadie es más pobre que quien no conoce a Cristo. Va, habla, actúa, inventa, se deshace porque "URGE QUE CRISTO REINE" (1 Cor 15,25). El Misionero de Cristo es alguien que respondiendo al llamado que Dios le ha hecho, dona su vida para que todos lleguen pronto al conocimiento de la verdad y tengan vida verdadera siguiendo a Jesús Eucaristía como centro de sus vidas y caminando por el mundo bajo la protección de Santa María de Guadalupe. Nada ni nadie detiene en esta marcha evangelizadora a quienes se han sentido llamados a sembrar, como sacerdotes o hermanos consagrados, la fe en donde no ha llegado el conocimiento de Cristo o a reconstruir una comunidad cristiana en donde la Iglesia se ha venido a menos.

El Misionero de Cristo es alguien que lo deja todo y se marcha re-estrenando la vocación cada día. Otros hermanos más pobres y pecadores como él, lo esperan. El Misionero de Cristo no se casa, consagra su vida al Señor que lo ha llamado y que lo ha invitado a ser con él un sembrador. 
 Ciertamente que todos estamos llamados a ser misioneros, pero, ¿has pensado que tú puedes dar tu vida a Cristo para ser su misionero de tiempo completo? 

Quiero invitarte a compartir conmigo y con los demás «MISIONEROS DE CRISTO PARA LA IGLESIA UNIVERSAL» a compartir esta tarea grandiosa de anunciar a Jesucristo hasta los últimos confines de la tierra dando tu vida. Nuestro Instituto Religioso te ofrece la oportunidad de brindarte un acompañamiento vocacional para ayudarte a descubrir ese llamado y dar una respuesta.

Consciente de que la vocación a ser «MISIONERO DE CRISTO» en el sacerdocio ministerial y como en hermano en la vida consagrada, sólo florece en un terreno espiritualmente bien cultivado, he pensado en crear este blog para ayudarte. En este blog encontrarás temas, videos, cuestionarios, música, ejemplos de grandes hombres santos o en camino a la santidad, que han dado su vida como sacerdotes y misioneros.

La vocación, como testimonio y respuesta del amor divino, resulta especialmente eficaz y crece cuando se comparte «para que el mundo crea» (cf. Jn 17, 21). El don de la vocación es un don que la Iglesia implora cada día al Espíritu Santo. Como en los comienzos, reunida en torno a la Virgen María, Reina de los Apóstoles, la Iglesia de hoy aprende de ella a pedir al Señor que florezcan nuevos apóstoles que sepan vivir la fe y el amor necesarios para la misión. A Ella, a la Santísima Virgen, a la Primera Misionera, vestida de Guadalupana, encomiendo, en unión contigo en oración, el desarrollo de este blog.

P. Alfredo Delgado, M.C.I.U.

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