jueves, 15 de enero de 2015

LA VOCACIÓN A LA VIDA... Tema 1.

1. LA VOCACIÓN.

A lo largo de la historia, se ha insistido en definir la vocación como una inclinación a un estudio, profesión o carrera, así lo maneja el mundo intelectual, hablando, por ejemplo, de vocación a ingeniero, vocación de doctor o de maestro pero…

«Vocación» en nuestro lenguaje como católicos, es la llamada que Dios hace al hombre para realizarse en un estado de vida específico. De una forma especial el término ha sido aplicado a la llamada para el estado de una especial consagración en la vida consagrada a Dios: la vida religiosa o sacerdotal.

La etimología de la palabra «vocación» nos sitúa ante una llamada que, lógicamente, implica un proceso:

1.1 Existe alguien que llama: Dios.

1.2 Existe un sujeto receptor del mensaje: La persona.

1.3 Existe un mensaje personal: La misión concreta para cada uno.

La «vocación» es una llamada muy concreta que hace Dios y que es necesario descubrir y descifrar cuanto antes, porque  ahí es donde habrá de centrarse el sentido de nuestra vida y los medios de realización de la misma. De esta manera, descubriendo la propia vocación, descubriremos nuestro lugar en la vida, lo que nos defina en este entramado de personas y funciones que es el mundo.

2. LA LLAMADA A LA EXISTENCIA.

Existe una realidad en la que todos estamos implicados. Nadie inventa ni decide su paso del no ser al ser. Nadie decide el comienzo de su vida, o el lugar donde haya de nacer y crecer. Todos hemos sido traídos a la vida: Hemos sido llamados a la existencia. (Gn 1,26-28).

Desde aquí partimos para hablar del hecho de que existe una llamada universal a la salvación. Todos los hombres y mujeres que estamos en el mundo hemos recibido la llamada a la existencia, la llamada a la vida. La vida es un «don» que Dios nos ha dado, y la primera respuesta que se nos pide es que sepamos aceptar ese don. Aceptar el don es vivirlo con el mismo sentido de alegría que se recibe y se goza un regalo importante.

Este es el principal y más importante elemento vocacional porque permanece a la base de todo y a su vez, reúne todos los elementos que encontramos en la llamada vocacional:

2.1 La vocación a la vida es una llamada individualizada, en cuanto que cada uno recibe esta llamada y este don como algo suyo propio que lo define y hace diferente del resto de las personas. cada uno es «alguien» único e irrepetible.Dios quiere complacerse en cada uno como lo hace en su Hijo Jesús (Mt 3,17; Mt 17,5).

2.2 La vocación a la vida es una llamada positiva, pues se nos da para que aceptemos la vida como un valor real; como algo que hay que asumir y no rechazar. La vida nunca podemos verla como la triste imposición de un designio ciego. Cada uno en este mundo es importante porque Dios así lo quiso, fue Él quien quiso traernos a este mundo para algo.

2.3 El alcance de esta llamada a la vida comienza en la aceptación de la misma, por lo que habrá de durar toda la vida y tendrá siempre un toque de «respuesta» al llamado que Dios nos ha hecho. Esa respuesta se irá haciendo "«donación» y es así como la persona podrá «realizarse».

2.4 La vocación a la existencia es una llamada «dinámica» que va mucho más allá de un momento de discernimiento. Diariamente recibimos la llamada y siempre con los mismos elementos que nos hacen re-estrenar la respuesta a esta vocación. "A mi nadie me quita la vida, Yo la doy porque quiero", dice Jesús (Jn 10,18).

3. EL SENTIDO DE LA VIDA.

La respuesta a ese don de la vida estará siempre condicionada por el sentido que tenga la vida, por el sentido que nosotros mismos, «los llamados», le demos a la vida. Nuestra propia forma de entenderla, nuestro mundo de valores y demás cosas, harán que el sentido de nuestra existencia tenga un camino determinado. Desde nuestra propia experiencia existencial, deducimos que el sentido de la vida viene dado a través de:

3.1 La convivencia: Estamos «siendo», estamos «co-existiendo» con otros y con ellos tenemos que compartir una vida. En la convivencia expresamos nuestra realidad social, las relaciones humanas, nuestra inserción en una historia humana concreta. La historia de la humanidad nos habla de cómo el hombre se realiza en la convivencia (Gn 2,18). Y esto a pesar de que con mucha más frecuencia que en el resto de las especies animales, el hombre sea el peor enemigo del hombre (Gn 4,1-16).

3.2 El amor: Tenemos la posibilidad de eliminar los elementos disociativos de la vida (el egoísmo, la envidia, la vanidad) a través de la entrega, el servicio, el perdón, la solidaridad y la generosidad gratuita. Mantener la convivencia sólo será posible desde una actitud personal de profunda entrega generosa y positiva en humildad hacia los demás, haciéndonos «don» para ellos. Eso que llamamos «amor» (1 Jn 4,7-11; 1 Cor 13,1-13).

Así, vemos que la «vocación» es ese todo que es la existencia misma del hombre, su vida expresada de forma irrepetible a través de un proyecto personal en donde se realice. «Vocación» es, en primera instancia, toda la vida, ofrecida en convivencia y donada por amor en el plan de Dios en una tarea —de servicio y seguimiento de Cristo— específica.

P. Alfredo Delgado, M.C.I.U.

ACTIVIDADES A REALIZAR:

1. Leer los textos bíblicos aquí señalados y comentarlos.

2. Responder este cuestionario personal:

2.1 ¿Cuál es tu primera vocación?

2.2 ¿En manos de quién está el mundo?

2.3 ¿Por qué es importante descubrir la propia vocación?

2.4 ¿Cómo crees que puedas descubrir cuál es tu vocación?

2 comentarios:

  1. comentario personal:
    Siempre en nuestra vida se encuentra una voz que llama frecuentemente y a la que nosotros como buenos seres humanos no prestamos mucha atención, y esta voz es la de Dios que nos invita cada día a la existencia,a tener ganas de vivir pero no solo de vivir sino que de vivir positivamente, en la medida en que nosotros nos centremos en esta voz le tomaremos sentido a nuestra vida porque Dios es vida. Nuestro Señor espera que día con día lo alabemos y glorifiquemos con nuestra vida, que la veamos como una obra donde nosotros somos el protagonista pero El es el director, teniendo en cuenta que esta obra se compone de otros personajes, que aunque muchas veces cuesta entenderlos por su manera de ser , su carácter y sus diferencias, tenemos que comprender que también son criaturas e hijos de Dios y por ende hermanos nuestros, que así como Dios nos tiene paciencia a nosotros y nunca la pierde, así tenemos que ser nosotros con nuestros hermanos, y podremos mejorar nuestra vida de acuerdo a como actuemos cada día. En la medida en que dejemos que el Director de nuestra vida nos ayude a sobrellevarla sera cada día mejor y más llevadera y de esta manera iremos eliminando el egoísmo, la envidia y la vanidad que tanto mal nos hace y comenzaremos a dar nuestra vida al servicio y la entrega por los demás teniendo siempre como base el amor de Dios.

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    1. Tienes razón. Ánimo y hay que pedir al Señor amor a la vida en todos, pero especialmente en los que sienten el llamado del Señor a una consagración especial. ¡Dios te bendiga amigo!

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